Le dijeron que la distancia era el olvido, que no iba a tener problemas pero desde que se separo de él no había vuelto a ser la misma, aunque intentaba sobrellevarlo, no podia disimular que se moria por dentro cuando lo veía con otra y que tenía unas ganas locas de volver con él. Solo necesitaba que el le dijese algo, cualquier cosa y le demostraria que le seguia amando como nunca había amado y como nunca iba a amar a nadie. Pero no era fácil. Él había rehecho su vida e iba siendo hora de que ella hiciese lo mismo. Miro una ultima vez por la ventana y lo vio de nuevo paseando por la calle el solo con una rosa en la mano recordo como le traía una rosa roja cada fin de semana y furiosa porque aquella flor no era para ella cerro la ventana con furia e insultando entre dientes a la futura poseedora de esa planta que tantos recuerdos le traía, después cogio unos de sus vestidos más cortos, se pinto los labios de rojo pasión, se solto la melena y fue a buscar en manos de otro lo que él ya no le daba. No lo estaba haciendo bien y era cosciente de ello, sin embargo, no le importaba. Desde que la habían dejado no había vuelto a sentir lo mismo y seguramente nunca volveria a sentirlo.